CASTILLO INTERIOR - Cristina Sánchez Rodríguez

"Dichoso el corazón enamorado" (Santa Teresa de Jesús)

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"Dichoso el corazón enamorado ..."

CASUALIDADES CAUSALES EN AVILA EN TORNO A TERESA DE JESÚS

Posteado el Domingo 28 de Septiembre de 2014 a las 11:23

 

 

 

Queridos lectores:

Me gustarí­a comentarles en este post, una serie de hechos que en apariencia muchos considerarí­an meras casualidades, y que han sucedido a lo largo de los siglos en torno a la ciudad de  Ávila.

Antes de nada, aclarar que para muchos estudiosos de distintas corrientes mí­sticas, no existen las meras casualidades, sino las "causalidades". Esto es, diferentes hechos que se repiten a lo largo de la historia con el fin de enseñarnos, revelarnos algo que la parte divina, espiritual quiere hacernos entender. Es obvio que no todo el mundo podrá compartir esta opinión, pero algunas de estas "casualidades" son tan especiales y significativas que hasta al más incrédulo le llevan a hacerse plantear algunas cosas.

Las recurrencias causales, que se expresan a través de las tí­picas y llamativas "casualidades" en este plano fí­sico, tienen una explicación en distintas tradiciones mí­sticas y religiosas. Analicemos algunas de ellas: En las religiones orientales, estas recurrencias están atadas con la Ley del Karma. Nuestras buenas y malas acciones, quedan grabadas en nuestra psiquis, no sólo lo que implican a nivel psicológico, sino también sus consecuencias y circunstancias derivadas, tanto para bien como para mal. Así­, si aceptamos la teorí­a de la reencarnación, cuando un alma vuelve a ocupar otro cuerpo, trae consigo una disposición psicológica previa para actuar de una forma determinada, de acuerdo a los pensamientos, sentimientos y comportamientos que hubiera desarrollado en una vida anterior. Es como si viniéramos "pre-grabados". Esta predisposición no se manifiesta sólo en la interioridad psicológica de una persona. También las consecuencias externas derivadas de la forma de pensar, sentir y actuar en vidas anteriores son atraí­das por la persona que retorna a una nueva vida. A pesar de estas condiciones previas con las que nos vamos a encontrar al volver, siempre tenemos la posibilidad de cambiar, en una nueva vida, los pensamientos, sentimientos y acciones que vienen "pregrabados" de vidas anteriores, así­ como sus consecuencias, en especial si consideramos que dicho material nos está perjudicando. Es importante un trabajo consciente sobre nosotros mismos para entender el conjunto de recurrencias que nos afectan y poder ejercer un control positivo de esas recurrencias. De esta manera podremos aprovechar el material previo que viene almacenado en nuestro "disco duro" siempre a nuestro favor y mitigar el que implica consecuencias negativas. O incluso poder llegar a limpiar completamente ese disco duro de cualquier tipo de influencia, logrando así­ que desde nuestro control totalmente libre y consciente, podamos vivir la vida que queramos anulando totalmente cualquier influencia previa.

En la tradición mí­stica del judaí­smo, la cábala, se habla de la idea de "gilgulim" ( las vueltas o giros). Esta idea se aplica no solamente para explicar como las almas vuelven una y otra vez a este mundo (la idea de la reencarnación oriental), sino para ilustrar como esas "vueltas" hacen traer de nuevo las situaciones, circunstancias y ambientes en los que esas almas que vuelven de nuevo, se han visto envueltas generación por generación. Un ejemplo muy cercano a nosotros de esto que estoy diciendo lo encontramos en el lugar geográfico "Galilea". Galilea deriva del hebreo "Ha-Gilgal" que literalmente ssignifica"el circuito", un lugar con un recorrido cerrado, donde el punto final coincide con el del comienzo, esto es, un cí­rculo. Gilgal fue un lugar al que los israelitas se dirigieron por generaciones para ser circuncidados y renovar el pacto de la Alianza. La confirmación de este pacto, entre el pueblo hebreo, se ha repetido muchas veces a lo largo de la historia. El Eterno se lo prometió a Moisés en el monte Sinaí­. Y esa promesa ha quedado grabada en lo más profundo de la psique de los verdaderos israelitas de corazón en forma de una recurrencia positiva. De una u otra forma, el verdadero israelita espiritual se sentirá llamado a cumplir con ese pacto, bien a través de una motivación interna, o a través de las circunstancias externas que se reproducirán a través de estas "casualidades causales" en la parte fí­sica. Volviendo a la palabra hebrea "Galilea". Observemos como en este lugar, se repitió muchas veces la cristalización de ese pacto: Jesús, el mayor profeta de Israel, explicó allí­ la doctrina del desarrollo mesiánico interior. Otros grandes santos de la tradición hebrea, como Simeón ben Yojai, rabbí­ Isaac Luria y Hayyim Vital, volvieron a revelarse en ese lugar.

No obstante, la Galilea no es el único lugar donde vemos una repetición constante de ese anhelo de espiritualidad. La confirmación del pacto de la Alianza puede suceder en muchos sitios y volverse a repetir en esos mismos lugares en tiempos diferentes, si la altura espiritual de las almas que los habitaron dejó algún tipo de huella recurrente. Es ahora cuando quiero tratar el caso especial de  Ávila a la luz de una serie de hechos "casuales" que han aparecido en estos últimos años.

Por todos es conocida la labor que la mí­stica abulense, Santa Teresa de Jesús, desarrolló en esta frí­a y austera ciudad castellana. Muy difundida está también la idea de que esta mí­stica tení­a antecedentes judí­os en su árbol genealógico, en concreto, por la familia paterna. Todo el mundo la conoce como "Teresa de Cepeda y Ahumada", pero su primer apellido era "Sánchez", apellido que adoptó su abuelo, "Juan Sánchez" cuando cristianizó su nombre al convertirse al cristianismo. No obstante, ese apellido era susceptible de ser perseguido por la inquisición, Por tanto ella preferí­a firmar con los apellidos heredados por ví­a materna, "Cepeda y Ahumada", donde habí­a sangre de hidalguí­a. Esto la protegí­a de la persecución por pureza de sangre que tení­a en vilo a tantos judeoconversos.

Lo que ya no se conoce tanto, es que antes del esplendor mí­stico traí­do a  Ávila por Teresa de Jesús, ya habí­a habido otros focos de intensidad mí­stica en la ciudad castellana, en este caso llevados a cabo por judí­os, sus antepasados de sangre, principalmente durante el siglo XIII. En esta ciudad vivió durante un tiempo "Moshé de León", uno de los transcriptores del Zóhar, el libro más importante de la tradición cabalista judí­a. Hay mucha polémica sobre si Moshé de León escribió el Zóhar o si simplemente se dedicó a copiar algún manuscrito más antiguo que se remonta a los tiempos de Simeón Ben Yojai, en la Galilea. Hay testimonios en los que se afirma que Moshé de León insiste en que la obra no es suya. Simplemente se está limitando a copiar la genial obra del rabino iluminado Simeón Ben Yojai de los siglos I y II después de Cristo. Como ejemplo ilustrador de este testimonio transcribo un texto del cabalista medieval Issac de Acco, extraí­do de su libro "Sefer HaYuchasin" y de como intentó descifrar todos los misterios en torno al misterioso manuscrito del "Zóhar":


"(...) Cuando llegué a España fui a la ciudad de Valladolid, donde el rey tení­a su capital. Fue allí­ donde conocí­ a Rabbí­ Moshé, nos hicimos amigos y discutimos sobre el Zóhar. Pronunció un solemne juramento y me dijo: "Que Dios me derribe y que siga haciéndolo siempre si el Zóhar no es un libro antiguo escrito por Rabbí­ Simeón bar Yochai. En este mismo instante el manuscrito se halla en mi casa, en  Ávila, en donde vivo. Venga a visitarme y se lo mostraré."

Al poco tiempo nos separamos y Rabbí­ Moshé partió para Arévalo, en el camino de  Ávila. Allí­ enfermó y murió. (...)"


No quiero entrar en la cuestión de la autorí­a del Zóhar porque esto ha llevado rí­os de tinta y no es el propósito de este post. Me limito a señalar la coincidencia con la Galilea, donde vivió Simeón bar Yochai, en su sentido de recurrencia espiritual, y su conexión con la ciudad de  Ávila y los mí­sticos que en ella vivieron. La mí­stica medieval de la cábala tuvo un gran desarrollo ya no sólo en esta cuidad, sino en todo el territorio de la antigua Sefarad (la pení­nsula Ibérica), que llegó a su fin con la expulsión de los judí­os en 1492. Muchos de los expulsados se llevaron sus conocimientos mí­sticos de nuevo a la Galilea y en el siglo XVI floreció allí­ la escuela cabalí­stica de Isaac Luria, en la que se estudiaban y se valoraban como muy positivas las enseñanzas de los cabalistas medievales de la pení­nsula Ibérica. Pero ...  ¿qué pasó con todos los descendientes de judeoconversos que se quedaron?  ¿Dejó de ser válido el pacto de la Alianza y su recurrencia para ellos? Considero que no,según mi interpretación de los hechos "causales" que se sucedieron. A través de una forma religiosa impuesta a la fuerza, el cristianismo, se volvió a confirmar, que aquel que es un verdadero israelita de corazón podrá expresar y cristalizar su amor por lo Divino en cualquier circunstancia y/o credo religioso en el que tenga que vivir. Pues la verdadera espiritualidad poco tiene que ver con los aspectos más exteriores de las formas relativas religiosas.

Está perfectamente datado, que el monasterio de monjas carmelitas de la Encarnación, donde profesara Santa Teresa de Jesús, se trasladó sobre el antiguo cementerio judí­o de la ciudad, ya en el siglo XVI. Curiosamente, y seguimos con las casualidades, la fecha del bautismo de Santa Teresa de Jesús, coincide con la inauguración del nuevo edificio levantado sobre el cementerio judí­o. Teresa profesarí­a unos años más tarde en dicho monasterio en el que permanecerí­a unos 30 años, viviendo sobre "los huesos de sus antepasados." Los huesos de los antepasados tiene un simbolismo mí­stico en toda la tradición cabalí­stica y en los sistemas de interpretación del lenguaje de los sueños. Encontrar y recuperar los huesos de un muerto, puede ser una alusión a un recuerdo de una vida anterior, o a recibir una herencia espiritual que corresponde con los huesos de ese muerto. Un ejemplo de esto nos lo encontramos en la Biblia, donde se nos enseña que Moisés, antes de salir de Egipto, llevó consigo los huesos de José (Éxodo 19): "Y Moisés tomó consigo los huesos de José pues éste habí­a hecho jurar solemnemente a los hijos de Israel diciendo: Ciertamente os visitará Dios y entonces llevaréis de aquí­ mis huesos con vosotros." La lectura de este texto tiene una interpretación literal, obviamente, pero también simbólica como todo el lenguaje bí­blico. "Cargar con los huesos de José" implica retomar toda la herencia espiritual del pueblo de Israel y con las enseñanzas transmitidas por los antepasados a través de las generaciones de los padres y abuelos.

 

 

 

 

 

Por otro lado, el origen de la orden del Carmen, tiene un sentido muy bí­blico. Los primeros carmelitas eran cristianos anacoretas, que querí­an imitar en su profesión, el estilo de vida que el profeta Elí­as llevara a cabo en el Monte Carmelo. Elí­as fue uno de los anacoretas más antiguos del pueblo de Israel, conocidos en su momento como recabitas. Al margen del poder polí­tico y de los reyes, renunciando a todos los honores, se dedicaron, a través de una vida de intensa contemplación a desarrollar una conexión muy í­ntima con Dios. Algo muy parecido hicieron los esenios de Qumran unos siglos más tarde y en general todas las generaciones de mí­sticos, ermitaños y anacoretas. Cuando Teresa de Jesús inició su reforma del Carmelo, quiso devolver a la Orden este sentido cuando expresó: "(...) han de ser las monjas del Carmelo, no monjas, sino ermitañas (...)"

Avancemos ahora hasta nuestro siglo XXI. El legado hebreo de la ciudad está casi olvidado, pero algunos historiadores y estudiosos trabajan para recuperarlo. Se sospecha de la existencia del cementerio judí­o en torno o debajo del monasterio de la Encarnación, dado que hay documentos históricos que así­ lo afirman. Pero no se hacen excavaciones ya que, entre otras cosas, hay casas particulares sobre el recinto sospechoso, de cuya extensión y localización exacta, no se tiene entera certeza. Llegamos al año 2012 y se programan unas obras municipales justo en la parte posterior del monasterio de la Encarnación. Un niño de cuatro años, llamado Elí­as, va a jugar con los montí­culos de tierra recién removidos y encuentra huesos humanos. El primer descubridor de los restos de los antiguos judí­os fue un niño llamado Elí­as. Después de esto, la zona se acota y se pasa a su estudio e investigación.

La idea de "niño" también tiene connotaciones simbólicas y mí­sticas. Recordemos cuando Jesús nos dice que si no nos hacemos como niños, no podremos entrar al reino de los Cielos. En algunos evangelios apócrifos se presenta a Jesús enseñando a sus discí­pulos como si fuera un niño pequeño. Es obvio que se está usando un lenguaje mí­stico y simbólico y que no se puede interpretar literalmente. Uno de los sentidos esotéricos de la palabra "niño" tiene que ver con la renovación espiritual, de la misma forma que los niños son una renovación generacional de sus padres. También hace referencia a un estado de pureza espiritual similar al que podemos encontrar en la inocencia infantil.

De nuevo, esta casualidad recurrente del hallazgo del cementerio judí­o de  Ávila nos evoca la confirmación del pacto de la Alianza por medio de la "renovación de la herencia espiritual del profeta Elí­as." Renovación que ya fuera hecha por Teresa de Jesús y que también los mí­sticos judí­os anteriores que vivieron en  Ávila intentaron hacer. Las señales externas que observamos son manifestaciones de fuerzas que se mueven por dimensiones superiores, según las enseñanzas de la cábala y esto debe de hacernos pensar, que desde los mundos superiores se están moviendo fichas para lograr, una vez más, la restauración espiritual y la confirmación del pacto de la Alianza.

Por fortuna, los restos del cementerio judí­o de  Ávila han sido estudiados con mucho rigor y respeto. El ayuntamiento de la ciudad ha recuperado el lugar conviertiéndolo en el Jardí­n de Sefarad. Asimismo se esfuerza por recordarnos la herencia espiritual, ya no sólo de Teresa, que es de sobra conocida por todos los abulenses, sino de los mí­sticos judí­os. También se ha creado un jardí­n muy bonito, dedicado a Moshé de León en uno de los lugares donde estuvo la antigua aljama hebrea. Os muestro fotos. Estas primeras sobre el cementerio judí­o:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estas otras son del jardí­n de Moshé de León, en el que se han grabado inscripciones del Zóhar:

 

 

 

 

 

 

Las palabras del Zóhar aquí­ plasmadas, dicen así­:

"Hay momentos en que las almas que están en el jardí­n suben y alcanzan la puerta del Cielo.

Entonces el propio Cielo rodea el jardí­n tres veces y acompaña sus vueltas de un son armonioso.

Las almas se asoman para escuchar la melodí­a y contemplar el esplendor ardiente de la columna que echa fuego y nubes de humo y ante la cual se inclinan reverentes."

 

Este cúmulo de casualidades me ha tocado en lo más profundo, cuando he podido reencontrarme en  Ávila con mi amigo, estudioso de la cábala y judaí­smo medieval, el profesor D. Mario Javier Sabán, precisamente la ví­spera de Rosh HaShaná, el año nuevo judí­o. El profesor habí­a sido contratado para dictar una conferencia sobre la posible conexión mí­stica entre los cabalistas judí­os medievales y la obra de Teresa de Jesús, "Las Moradas." El tema me interesa muchí­simo y desde Segovia me acerqué a la conferencia del profesor. De nuevo, volvimos a los mismos sitios, para volver a hablar de las mismas cosas, que seguramente se han seguido hablando siempre, generación por generación.

 

 

 

 

 

 

El profesor, en su conferencia hizo ver las mismas similitudes entre el lenguaje simbólico-cabalí­stico y los términos empleados por Santa Teresa en su obra "Las moradas", que recuerdan totalmente a la herencia del judaí­smo. No obstante insistió en que cientí­ficamente no se sabe si ella pudo leer algo en los escritos de su padre, heredados de su abuelo. La conexión entre ambas tradiciones es clara, ahora bien, el motivo de esa conexión no termina de revelarse claramente y parece que "imita", otra vez vuelta de nuevo y como no podí­a ser de otra forma, a la situación sobre la verdad cientí­fica de la autorí­a del Zóhar.

De la misma manera que nunca sabremos si Moshé de León copió el manuscrito o le inventó, tampoco sabremos si Teresa de Jesús "copió" su lenguaje de textos que su padre pudiera tener o lo "inventó por inspiración divina." Al margen de lo que cada uno quiera pensar sí­ hay una idea presente en todas las tradiciones mí­sticas que afirma, que cuando el mí­stico está suficientemente preparado puede recibir con tanta exactitud el conocimiento divino, que textos escritos en distintas épocas y por personas sin apenas contacto fí­sico, resultan similares, casi como si estuvieran copiados. Es lo que a mi me gusta llamar, "el encuentro con la fonte escondida" de la que habla San Juan de la Cruz. Todos los verdaderos mí­sticos son capaces de encontrar esa fuente oculta, beber de ella, más allá de las limitaciones espacio-temporales, y en torno a ella experimentar una comunión interna de sabidurí­a y bendición, pues en estos casos el conocimiento oculto (gnosis según la tradición cristiana, da'at según la tradición hebrea) se revela a través de una experiencia interior sin necesidad de intermediarios ni influencias externas.

Otra forma de expresar esta idea, en la tradición cabalí­stica es considerar que el mí­stico alcanza un estado de iluminación que se conoce como "El Maestro del Nombre de la Escritura". Parece ser que Moshé de León poseí­a esa cualidad y desde esa capacidad escribió el Zóhar. Da igual que lo hubiese copiado o que no. Si lo recibió por experiencia mí­stica pudo perfectamente concordar con la misma influencia mí­stica que inspiró a Simeón Ben Yojai en el siglo II. Por tanto si Moshé de León dijo que lo habí­a copiado de este rabino anterior, en realidad no mintió, pues todos los mí­sticos que alcanzan ese estado son "copistas inspirados de la sabidurí­a divina"(Las aclaraciones entre paréntesis son mí­as.)

"(...) Fue después a España (rabbí­ Isaac de Acco) para investigar como el Zóhar habí­a sido hallado en su tiempo. Éste habí­a sido escrito en la cueva por Rabbí­ Shimón y su hijo Eliezer. Felices aquellos que son dignos de su verdad, porque en su luz ven la luz. (...)

Cuando vi el Zóhar me di cuenta de que sus palabras son maravillosas, sacadas de un alto lugar, de la Fuente que da sin recibir, (observad de nuevo la similitud con la fonte escondida), bendito sea el Nombre de la gloria de su Reino por siempre y siempre. Investigué sobre el tema y pregunté a estudiosos que tení­an grandes secciones del texto. Se trataba de palabras maravillosas, sabido por la tradición cabalí­stica que habí­an sido transmitidas oralmente, y que nunca se habí­a permitido que se escribieran en un libro, en donde estarí­an claramente a disposición de todo el que supiera leer.

Pregunté sobre su fuente, pero las respuestas que recibí­ no concordaban todas entre sí­. Algunos decí­an una cosa y otros contaban una historia totalmente distinta.

Algunos decí­an que el fiel Ramban se lo habí­a enviado desde Tierra Santa a su hijo en Cataluña, pero que el viento habí­a llevado el barco a tierra de Aragón. Otros decí­an que habí­a llegado a Alicante. Al final habí­a llegado a manos del sabio Rabbí­ Moshé de León, también llamado Rabbí­ Moshé de Guadalajara.

Otros sostení­an que Rabbí­ Shimón bar Yochai nunca habí­a escrito el libro, sino que Rabbí­ Moshé conocí­a el Nombre de la Escritura y con su poder habí­a escrito esas cosas maravillosas. (...)"
Sefer HaYuchasin


Volviendo a la capacidad del Nombre de la Escritura, mencionado en las tradiciones hebreas: Una de las cosas que más sorprenden de la obra de Santa Teresa de Jesús, es que ella escribí­a con las palabras que nací­an de su corazón. No tení­a una amplia formación intelectual, sin embargo sorprendí­a a los letrados y cultos sacerdotes, pues en sus escritor parecí­a poseer una sabidurí­a que estaba por encima de la de ellos. Esto no es ni más ni menos que otra señal del conocimiento intuitivo de los mí­sticos, lo que en la tradición cabalí­stica también se conoce, a parte del Nombre de la Escritura, como la Jojmáh superior.

Personalmente no creo que Santa Teresa hubiera leí­do textos hebreos heredados de su familia. Por lo general, las familias judeoconversas destruí­an u ocultaban todo lo que pudiera dar indicios a la inquisición de su pasado judí­o.Y concretamente su familia estaba muy preocupada por el asunto de "La honra y limpieza de sangre", motivo por el cual su padre se preocupó de comprar la hidalguí­a. Dado el estado mí­stico que alcanzó no es difí­cil que se llegara a expresar en los mismos términos que otrora lo hicieran sus antepasados hebreos, aunque no los hubiera leí­do, más si tenemos en cuenta que el libro "Castillo Interior" es una obra de madurez de la autora.

Felices aquellos que encuentran el origen de la "Fonte escondida", pues en ella hallarán el alimento que nos permitirá trascender las consecuencias negativas de la torre de Babel. En esa "Fonte escondida" vive el lenguaje del traductor universal que unirá a todos los pueblos de la tierra y superará las divisiones egoicas que tanto atormentan a la humanidad. Esa "fonte escondida" es la raí­z más pura del amor y de la realización de la Unidad espiritual, en la que todas las tradiciones comulgan.

 


 

 

 


 

 


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