CASTILLO INTERIOR - Cristina Sánchez Rodríguez

"Dichoso el corazón enamorado" (Santa Teresa de Jesús)

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"Dichoso el corazón enamorado ..."

¿HOY EN DÍA, SANTA TERESA DE JESÚS ESTARÍA A FAVOR DEL MERCADILLO DE LA ESPIRITUALIDAD O INTENTARÍA REFORMARLO?

Posteado el Viernes 17 de Octubre de 2014 a las 16:34

 

 

 

Cada vez más cerca estamos de conmemorar el V centenario del nacimiento de Teresa de Ávila, a medida que se acerca el año 2015. Faltan dos meses y medio para que acabe el año y ya muchos comentan sobre esta mujer que tanto dio que hablar en su época, años posteriores y por lo que se ve, sigue tan actual como hace 500 años.

Varias actividades especiales, para conmemorar su V centenario se suceden en la ciudad que la vio nacer y en otras partes del mundo donde su figura despierta interés. No podemos negar todo el aprovechamiento turí­stico y el marketing que se genera en torno a su nombre: guí­as turí­sticos, hoteles, ayuntamientos y alguna que otra empresa particular le deben mucho a la mí­stica que genera una curiosidad suficiente como para asegurar el provecho económico de muchos. Cuando nuestra mí­stica fundó su primer convento en Ávila encontró muchí­sima oposición en la ciudad que ahora la aplaude unánimemente. Muchos habitantes de la ciudad, se oponí­an a la fundación del nuevo monasterio aludiendo a que ya habí­a demasiados en la ciudad y que esto supondrí­a una mayor carga económica para la misma al depender de las limosnas de los ciudadanos. Sin embargo, y parece mentira, actualmente la figura de la mí­stica en la ciudad de Ávila es totalmente aplaudida y hasta genera beneficios económicos. Nada de lo que en su dí­a los habitantes de esta ciudad parecí­an imaginar.

Pero, me pregunto yo, y tras haber leído sus libros,  ¿era el reconocimiento social, el hecho de que la consideraran santa y el crecimiento económico lo que esta mujer buscaba? En varios de sus escritos insiste montones de veces en que ella es la más pecadora de todos, que se sorprendía por las "gracias" y vivencias místicas que recibía, ya que no se consideraba digna, e incluso llegó a decir en sus libros que de más provecho sería para su alma que más que reconocer sus méritos, la tuvieran en poco o la menospreciaran. Ni si quiera quería escribir. Lo hacía porque otros, que percibían en ella experiencia e intuición espiritual, le obligaron a hacerlo.

Nunca me gusta irme a los extremos y no veo mal el impulso cultural y social que supone la conmemoración de su V centenario. La gente se acerca más a su figura, leen sus libros y la conocen mejor. Pero precisamente por ello, no debemos perder nunca de referencia la principal motivación que ella guardaba en lo más profundo de su alma y que fue lo que la movió a hacer todo lo que hizo. Serán muchos los que ahora se beneficien económicamente de la obra de la mística abulense. Otros tantos encuentren en ella un ídolo al que adorar sin una mayor profundización. Para otros, curiosidad y entretenimiento sobre un personaje que ofrece muchas facetas. Y entre medias de todo este "batiburrillo",  ¿serán muchos los que perciban y tenga el valor de practicar la esencia de su mensaje espiritual? Muy por encima de todo ese marketing que genera su persona, lo que ella en su día quiso y querría ahora, si estuviese viva, es que cada ser humano pueda culminar su relación íntima con Dios, a través de la oración íntima, de un proceso de auto-conocimiento personal y del servicio caritativo hacia los demás basado en el amor sin buscar en ello ningún provecho personal.  ¿Qué le importaría a ella su nombre y su figura si la Humanidad lograra esto? Nada, pues en esa nada ya estaría el todo en donde ella se anonadaba para ser incluida, por tanto estaría presente y todos nosotros en ella y con ella.  ¿Qué le importaría a ella su nombre y figura si se redujese a un elemento de marketing? Tampoco nada, pero a diferencia de lo anterior, el todo estaría realmente vacío y alejado de la humanidad.

Por muchas celebraciones que hagamos, preocupémonos por leer sus libros y por poner en práctica sus enseñanzas, que es en lo que más provecho vamos a obtener. Swami Sivananda, un gran maestro del yoga de la primera mitad del siglo XX afirmó que el motivo de conmemorar y honrar a los santos, era para recordar sus enseñanzas y ponerlas en práctica.

Tal vez pueda parecer que hacer esto con las enseñanzas de Santa Teresa sea hoy día un poco difícil: Sus obras están escritas en un castellano antiguo, lo cual no facilita su comprensión y tienen los condicionantes culturales propios de la época. A pesar de todo, se puede extraer de sus escritos unas enseñanzas de corte muy universal que pueden ser aprovechadas más allá del contexto de la iglesia católica y de la época en la que se escribieron. De hecho, son muchos los que provenientes de otras tradiciones místicas se acercan a su obra para encontrar conexiones y aprovechar las enseñanzas de la mística cristiana. Si otros, provenientes de otras tradiciones lo hacen, pese al desfase cultural,espacial y temporal; supongo que no será tan difícil contextualizar las enseñanzas de la mística abulense a nuestro tiempo, e incluso darlas un sentido de mayor amplitud, abriendo los límites del contexto cristiano en el que en su día se gestaron.

Otra hipótesis divertida y que nos ayuda a contextualizar sus enseñanzas es imaginarnos como sería Santa Teresa si la hubiese tocado vivir en nuestra época. Muchos la imaginan como una defensora de los derechos de la mujer. Ciertamente así fue en su momento y obviamente seguiría siendo cierto ahora también. Yo también la imagino como una maestra espiritual, como en su día lo fue. Pero una maestra espiritual no centrada sólo en la doctrina cristiana sino preocupada por conocer todas las corrientes místicas y de que manera puede ayudar cada una de ellas a lograr la comunión espiritual íntima con el Ser o el Cristo interior. Así dicho, no parecería muy diferente de los muchos de ponentes, profesores de yoga, tai chi, líderes de comunidades espirituales, gurús "iluminados", expertos en contenido espiritual, etc. que hoy en día proliferan en la gran variedad de posibilidades que ofrece el mercadillo de la espiritualidad. Pero,  ¿Sería esta nueva y actual Teresa como ellos o en que se diferenciaría?

Dudo mucho que buscara el negocio y el sostenimiento económico. Precisamente en sus conventos se entraba sin dote y todas las monjas quedaban igualadas en cuanto a estatus social y económico. La única condición era querer acercarse a Dios con sinceridad y autenticidad de corazón. El dinero no importaba. Nada que ver con esos cursillos de espiritualidad cuyo elevado coste limitan el acceso de muchos bolsillos. Una persona despierta y consecuente comprenderá fácilmente que el acercamiento a Dios nada tiene que ver con el poderío de tu tarjeta de crédito o cosas por el estilo.

Además, ella siguió el camino de la experiencia. Todo cuanto enseñaba lo había practicado y vivido en si misma. Una autenticidad y sinceridad que no debe de pasar desapercibida a todos aquellos que primen la calidad y la verdadera necesidad de trabajar espiritualmente sobre sí mismos, pues de la misma manera que Teresa necesitó autenticidad y sinceridad personal para avanzar en su camino interior, todo aquel que quiera hacerlo también las necesitará.

A Santa Teresa le preocuparían por encima de todo las necesidades espirituales de las almas y no su mitomanía ni la necesidad de llenar su bolsillo de suculentos billetes. Tal vez sería una maestra espiritual más en el actual abanico de la nueva era, pero su reforma personal en este mercadillo estaría muy en consonancia con los principios anteriores, principios que ya en su momento marcaron las características de la reforma carmelita que impulsó.

Todo esto debe llevarnos a reflexionar qué es lo verdaderamente nos están ofreciendo todos esos cursillistas que nos quieren "vender" el conocimiento divino, cual es la motivación principal que se esconde detrás de todo ese fenómeno emergente del mercadillo espiritual.  ¿Intelectuales avispados que han leído mucho y que buscan una nueva alternativa y salida de esta crisis aprovechando la propia debilidad y confusión de otros tantos que se sienten perdidos en medio de una sociedad con crisis económica y de valores? Mal negocio este me parece. A Dios no se le puede vender ni poner precio. Seamos sinceros y auténticos con nosotros mismos, tanto si somos buscadores como instructores espirituales y valoremos a donde nos puede llevar esta actitud. Ganarse a Dios no nos exige riqueza material, pero tampoco es un camino fácil, de la misma manera que entrar a la reforma del Carmelo de Teresa no exigía poderío económico, pero sí mucha fortaleza, autenticidad espiritual y esfuerzo por cosechar virtudes.

Renunciemos a todo poder material y fama personal. Si algún poder podemos recibir que sea Dios quien lo de, pero siempre recibiendo desde nuestra humildad, con una actitud de renuncia. Las religiones y sistemas de espiritualidad se han corrompido por el poder, por crear vínculos con cuestiones materiales. Pensemos en la autenticidad del evangelio de Cristo que inspiró a Teresa a empujar su reforma y vivamos las verdades simples y nobles que con tanta transparencia resuenan eternamente en las bienaventuranzas. En realidad no hace falta estudiar tanto ni darle tantas vueltas a las cosas, sino, en las propias palabras de Teresa, pensar menos y amar más. Un corazón limpio, puro y sincero es el mejor sustituto a todas las charlas grandilocuentes de los eminentes cacareadores de la espiritualidad y es también el mejor remedio a nuestros problemas y a las consecuencias sociales y económicas de esta crisis. Como decía Teresa, démonos del todo al Todo, para que el Todo se nos de del todo.



"Venga ya la dulce muerte mística."

 

 

 

 

 

 

 


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