CASTILLO INTERIOR - Cristina Sánchez Rodríguez

"Dichoso el corazón enamorado" (Santa Teresa de Jesús)

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"Dichoso el corazón enamorado ..."

TERESA DE JESÚS Y EL MAESTRO RABOLÚ EXPRESÁNDOSE EN LOS MISMOS TÉRMINOS.

Posteado el Domingo 14 de Febrerode 2016 a las 17:47

 

 

 

 

 

 

 

Apreciados lectores: 

 

He realizado una ampliación de mi libro "Venga ya la dulce muerte mística."  En ella muestro la forma similar que he encontrado entre las palabras del Maestro Rabolú y las de Teresa de Jesús a la hora de hablar del estudio de nuestro autoanálisis psicológico basado en la compresión de los múltiples detallitos de nuestra psiquis. Ambos maestros y místicos, ( Teresa de Jesús y el Maestro Rabolú), pertenecen a épocas distintas, circunstancias distintas y el más moderno de ellos, el Maestro Rabolú, no leyó a Teresa de Jesús. Similarmente, Teresa de Jesús no pudo leer los libros del Maestro Rabolú porque se escribieron 500 años después. 

¿Por qué está coincidencia? Son muchos los motivos que pueden indicarse. Algunos más superficiales, otros más profundos. Mencionaré los más superficiales y dejaré los más profundos para el lector con más experiencia en el plano místico de revelación interna. 

El primero de ellos, y el más obvio, se debe a la calidad del trabajo interno y psicológico de autodescubrimiento que ambos, Teresa de Jesús y Rabolú, realizaron. Al acabar entendiendo la misma realidad psicológica, recurrieron a la misma metáfora para describirla. En todo camino místico y de interiorización es necesario el autoconocimiento. Teresa de Jesús lo deja muy claro en su libro "Castillo Interior" al indicarnos que las primeras moradas que tenemos cuando entramos en el Castillo de nuestra alma son precisamente las moradas del autoconocimiento. Rabolú fue un maestro espiritual del conocimiento interior y de como podíamos aprovechar este conocimiento para hacer un trabajo sobre nosotros mismos que nos llevara a planos superiores de conciencia. Dicho esto en el lenguaje de Teresa de Jesús, esos planos superiores de conciencia se corresponderían con las moradas más elevadas del Castillo Interior y que ella describe muy bien en dicho libro. Los místicos de distintas escuelas, si han recorrido un camino de práctica real, de vivencia auténtica, acaban recorriendo los mismos caminos, independientemente de la escuela, religión o tradición a la que pertenezcan. Esta vivencia, la de la mística auténtica, es la que nos permite encontrar los puntos de unión entre varias tradiciones religiosas y entre místicos de distintas escuelas. 

La similitud entre Teresa  de Jesús y el Maestro Rabolú es asomborosa en más de un pasaje, no solo en el que analizo en el libro "Venga ya la dulce muerte mística."

Hay otra razón, no tan evidente, pero muy clara para las personas que están de hechos y en serio dentro de un camino de trabajo interior y han alcanzado un cierto desarrollo en el plano de la revelación mística. Esta es la razón de los vínculos existentes entre almas en los planos superiores. Y esto nos lleva a la figura del profeta Elías. Este profeta ha supuesto un modelo para muchos místicos de varias escuelas, épocas y tradiciones, no me refiero sólo a los carmelitas. Cuando establecemos un modelo de imitación espiritual, dicho modelo empieza a funcionar como arquetipo, como el ideal de perfección de desarrollo hacia el que mira aquel aspirante que se le ha puesto como guía. Este arquetipo ideal es como una luz en el plano de las ideas, en un plano más abstracto y de naturaleza superior a la material. Se convierte en un modelo atemporal al encarnar en sí mismo los valores y cualidades a las que el adepto aspira. Si elegimos ciertos modelos y no otros es porque de alguna forma, nuestra propia naturaleza anímica, al pensar en su propio desarrollo y sentido de la autorrealización, intuye, conforme a lo que su vocación interior le marca, donde está ese modelo. En este sentido, Jesús es, para los cristianos, otro arquetipo de realización espiritual. 

Volviendo al profeta Elías, sabemos que ha inspirado y sido modelo de muchas generaciones de místicos y buscadores de la interioridad. Los antiguos profetas del pueblo de Israel ya le tuvieron como modelo. Dentro de la tradición hebrea, después de la aparición del cristianismo, se le siguió teniendo como un referente muy importante, tanto por los redactores del Talmud, los estudiosos de las Hekalot y por supuesto, los cabalistas medievales y renacentistas. 

Ha sido el modelo por excelencia de los Carmelitas. El origen de la orden se remonta a unos primeros ermitaños que allá por el siglo XII, y dentro de la Iglesia Católica, quisieron imitar el estilo de vida del profeta Elías, viviendo en soledad, en actitud desapegada hacia la materia y buscando la contemplación. A parte del profeta Elías, el Carmelo tiene otro referente en la Virgen María, pero no es ahora ese aspecto el que quiero detallar. 

Muchas de esas cosas las tenía, a su estilo personal y sin ser carmelita, el Maestro Rabolú, al que muchos pudimos leer en sus libros y otros, tener el priviligio de conocer. Y estoy segura de que él también tenía mucho que ver con el modelo arquetípico del profeta Elías. 

Aquí les repito el estupendo cuadro de  Valdés Leal, del siglo XVII, que representa al profeta Elías. También para los que queráis leer mi libro "Venga ya la dulce muerte mística", con sus nuevas ampliaciones, más abajo de la imagen tenéis un link para acceder a él. 

 

 

 

VENGA YA LA DULCE MUERTE MÍSTICA.


 

 


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