Hoy, en el dÃa de la resurrección de Nuestro Señor, todos los pueblos, culturas y lenguas; se congregan para alabarle. Quiero haceros llegar un poema, escrito por un sufÃ, donde se transmiten esos sentimientos universales y de congregación, que Cristo trae para todos los pueblos.  Debemos de luchar por acabar con esta torre de babel. Existe un traductor universal con el que podemos entender todas las escrituras de todas las religiones. Ese traductor universal es el Amor, es Cristo en sà mismo, que como la primavera; se renueva resucitado en nuestras conciencias,  abriéndonos hacia la mutua comprensión.
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"LA PRIMAVERA ES CRISTO
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Todos han comido y se han quedado dormidos. La casa está vacÃa.
Salimos al jardÃn para que la manzana se encuentre con el melocotón,
para transmitir mensajes entre la rosa y el jazmÃn.
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La primavera es Cristo
levantando de sus sudarios a plantas martirizadas.
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Repletas de gratitud, se les abre la boca en busca de un beso.
El resplandor de la rosa y el tulipán significa que dentro
hay una lámpara. Tiembla una hoja. Yo tiemblo.
En el viento de la belleza como seda del Turquestán,
y la llama prende en el incensario.
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El viento es el EspÃritu Santo.
Los árboles son MarÃa.
Observa a marido y mujer haciendo juegos sutiles con las manos.
Se lanzan perlas turbias de Adén sobre los amantes,
como dicta la tradición nupcial.
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El aroma de la camisa de José llega hasta Jacob.
Una coralina roja de risa yemenà llega
hasta los oÃdos de Mahoma en la Meca.
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Hablamos de esto y de aquello. No hay descanso
excepto en estas ramificaciones de momentos."
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Rumi.